Plantar un naranjo, mandarino o limonero en una maceta y que crezca sano no solo es posible sino además conveniente en lugares donde la tierra no es apta, su riego es problemático o hay inviernos fríos.
Son muy bonitas y aromáticas, por lo cual son una excelente alternativa a las plantas ornamentales, con ese extra que sugieren los frutos, por otra parte, de su denso follaje y su aroma cuando florecen. Todas ellas son características muy atractivas, además de la facilidad de cultivarlas en maceta.
Una tierra que drene
Aunque no son exigentes con el suelo, conviene que drene, evitando suelos arcillosos y buscando suelos más permeables, ligeramente ácidos (pH 6 – 6.5). La tierra debe agregarse a la maceta mezclando dos tercios de tierra negra o compost, un tercio de mantillo, arena gruesa, y arcilla expandido en la parte inferior para que drene.
Riego y fertilización.
El riego en maceta es mejor si es con agua de lluvia recogida en lugar de agua del grifo, no debe ser tan rico como en el suelo y lo haremos coincidir con fertilizante soluble. Evitaremos encharcar la maceta al regar y la frecuencia puede ser dos veces por semana en verano y una vez en invierno. Hay que tener en cuenta que en macetas las raíces quedan pegadas a la superficie, por lo que no debemos dejar secar el sustrato.
A su vez, el abonado se puede realizar tres veces al año, desde primavera hasta otoño. En principio, deben ser fertilizados antes de la floración, en junio y septiembre. Aplicaremos un fertilizante exclusivo y agregaremos materia orgánica al suelo en el otoño para mejorar la calidad del suelo.
Encuentra un refugio en el invierno
Cultivar estos árboles en macetas permite buscarles refugio en invierno. Por ellos se cambian de sitio, idealmente a espacios interiores donde no les falte luz, sacándolos al sol en pleno día, si es posible.
En cualquier caso, es importante que no sea un lugar demasiado caluroso, apagar la calefacción y que esté orientado hacia el sur y cerca de las ventanas, ventilando de vez en cuando por si no las sacas. Es importante evitar las heladas y buscar lugares donde no estén por debajo de los cero grados. En particular, los árboles más jóvenes deben cuidarse mucho.
Otra opción es ponerles una especie de abrigo, que permita que la planta transpire y deje pasar la luz. Se trata de cubrir con una tela fina microperforada, que se comercializa específicamente para proteger las plantas de las heladas, ya sea en árboles frutales o utilizando una estructura tipo bastidor. En caso contrario, podríamos optar por rociar agua con cal (cal apagada) sobre las hojas para protegerlas del frío.
Más vulnerables al sol y al viento
De la misma manera, aunque son subespecies tropicales, es importante tener en cuenta que el sol y el viento les afecta con más facilidad en el momento de programar la frecuencia de riego o, por ejemplo, temporadas especialmente ventosas. En particular, el viento favorecerá la caída de frutos y el color de las hojas.
Qué hacer con las plagas
Las plagas de los cítricos son las moscas blancas, pulgones, ácaros o cochinillas. Si no desea utilizar insecticidas, rocíe las hojas con agua, con jabón potásico y aceite de neem. Si hacemos las cosas bien y nuestros cítricos crecen correctamente, es posible que en dos o tres años necesiten una maceta nueva.