Cultivar chalotas

La chalota, cuyo nombre científico es Allium ascolonicum, es una hortaliza de las liliáceas, parecida al ajo y la cebolla, cultivada de forma similar a la de ellos. De un bulbo (o un diente) y durante un corto período de tiempo produce un montón de pequeños bulbos del mismo tamaño.

Su uso culinario es similar al de la cebolla, pero con un sabor más robusto. En primavera, sus tallos tiernos tienen las mismas cualidades que las cebollas. Necesita suelo fértil y no se debe regar después de plantar.

La formación de moho en raíces es su mayor problema, por lo que los riegos deben ser limitados. Hay dos variedades principales: la de primavera y otoño. A continuación te explicaremos como cultivar chalotas

Cómo plantar chalotas

En zonas templadas puedes plantar esta hortaliza desde mediados de invierno y primavera para disfrutar de una cosecha temprana. Se puede hacer una segunda siembra en el otoño.

Los bulbos se entierran en filas a una distancia de unos 20-25 centímetros. Debes dejar una distancia de unos 10 centímetros entre cada bulbo. Asimismo, crecen bien cuando las líneas están amontonadas en pequeñas lomas. Este método es una excelente opción para suelos pesados. Se plantan superficialmente para que un tercio de las chalotas sobresalgan del suelo.

El clima

Se adaptan a todas las condiciones climáticas, ya que es una hortaliza resistente tanto al frío como al calor. Pero lo que no le va bien es la humedad, por eso crece mejor en zonas secas. Encima, para obtener ejemplares más grandes, las chalotas prefieren días con muchas horas de luz. Por lo tanto, es más cómodo de cultivar en climas cálidos y meridionales.

Tierra

Aunque se adaptan a muchas condiciones, los chalotes necesitan un suelo bien drenado, que evite el encharcamiento del agua. Crecen mejor en suelos levemente pesados, fértiles y moderadamente fertilizados con estiércol, bien aireados y neutros o levemente alcalinos.

Del mismo modo, deben estar en un lugar abierto y con mayor distancia entre las líneas que el ajo y la cebolla, ya que más o menos alrededor del «bulbo madre» se forma un nido o un manojo de chalotes de tamaño mediano.

Cosecha

Se recogen los chalotes tan pronto como los tallos se doblan, a partir de julio, si se planta en primavera. Se recogen y se dejan secarse con las hojas en el suelo y al sol durante dos o tres días.

Luego debes colgarlas en una habitación fresca. Duran más que las cebollas. No germinan al final del invierno, a diferencia de estas, y se pueden seguir utilizando durante todo el año después de la cosecha. Una hilera de 3 metros dará unos 3,5 kilogramos de chalotes.

La cosecha se realiza de la misma manera que para las cebollas: debe retirarse del suelo con una horquilla o con la mano.

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