Las plantas que tenemos dentro de la casa, pueden tener usos culinarios y terapéuticos, además de perfumar nuestros ambientes y darle un aspecto mucho más verde y natural. Y lograrlo es más fácil de lo que parece. Será suficiente centrarse en una especie que sea muy asequible y fácil de cuidar.
Efectivamente, si queremos sacar todo el provecho de las plantas que tenemos en el interior de la casa, habrá que fijarse en este maravilloso lado donde se encuentran las hierbas aromáticas. Por cierto, perejil, tomillo, romero, albahaca, salvia, estragón, cilantro, eneldo, hierbabuena, cebolla, menta, entre otras.
En el siguiente artículo presentamos las cosas básicas que debemos conocer para poder cultivar con éxito nuestras hierbas aromáticas. Dónde encontrarlas o qué tipo de macetas, tierra o fertilizante necesitan, además, el mejor momento para regar y algunos trucos y consejos práctico.
¿Qué plantas escoger?
Comencemos con la selección. Será importante nominar plantas que nos gusta, tanto a nivel estético como emocional, y también para hacer nuestros platos. Y es que a la hora de nominar uno u otro las preferencias personales son importantes, sin duda, pero todavía es fundamental tener en cuenta si son perennes, o solo estacionales.
Suelo y compost.
Son plantas que normalmente estarán en macetas pequeñas, es crucial que tengan una buena calidad de suelo. Si elegimos tierra o sustrato orgánico mucho mejor.
En muchos casos, coger un suelo de calidad significa todavía aportarles nutrientes que actúen como fertilizante. Es decir, nos ayudará a fertilizar menos o incluso que no tengamos necesidad de hacerlo.
Por otra parte, por supuesto, podemos crear nuestra propia tierra enriquecida, añadiendo compost, arena y otros ingredientes que nos pueden ser de ayuda para conseguir una tierra de calidad. Añadir abono dependerá del tipo de planta que vayamos a cultivar como la tierra principal que tenemos.
Al observar las plantas, si conseguimos problemas o defectos en las hojas, nos puede dar pistas para identificar deficiencias. Por ejemplo, una decoloración en la planta, puede deberse a la falta de fósforo, calcio, magnesio o potasio, y conscientes de ello, podemos corregir el problema.
Tipo y tamaño de las macetas.
En el caso de los envases, todo dependerá del gusto de cada quien. Sin embargo, ten en cuenta que las macetas de terracota evaporan el agua porque son porosas. Por consiguiente, si no podemos regar con asiduidad, es mejor optar por otros materiales.
O al contrario, serán ideales si regamos a menudo y quizás más de lo necesario. A su vez, es un material cómodo porque permite que las raíces respiren, requisito que otros materiales no cumplen.
Por otro parte, para adaptar cristalería, plástico u otros materiales, reciclemos creativamente todo lo llamativo que queramos, pero sin olvidar que las plantas necesitan drenaje.
Su tamaño dependerá de nuestro uso y de la capacidad de integración en la decoración de la estancia concreta en la que vayan a estar. Si lo usamos de forma intensiva, nos interesa que la planta esté cómoda tanto sus hojas, como las raíces, y a veces unos envases muy grandes no nos convienen. La posición intermedia puede ser el punto de firmeza que buscamos.
¿Cuánta luz necesitan?
La ubicación de las plantas es otro secreto para que todo salga a la perfección. Si tenemos una ventana luminosa y soleado, por otra parte, de un espacio ventilado, tenemos un lado interesante, ajustado lo que necesitamos.
Plantas que requieren una menor luz directa o menos horas de luz solar, por ejemplo, pueden conseguirlo tamizado a través de una cortina o similar. Si queremos perfeccionar aún más, evitemos la orientación este o norte y en general la falta de luz. No olvidemos, al final, que la luz industrial es otra opción.
¿Cuándo regar?
El riego es otro punto fundamental. En primer lugar, tengamos en cuenta que, en contadas excepciones, las hierbas aromáticas suelen preferir una humedad alta, por lo que si no disponemos de ella, podemos ayudarlas colocándolas sobre una bandeja de humidificación.
Dejar regar preferentemente por la mañana, cada semana o diez días, según recomiende la sequedad del suelo superficial. A menos que, como siempre, la planta en particular afirme lo contrario.
Si todo va según lo planeado, podemos disfrutar con un poco de esfuerzo, de hermosas plantas todo el año y comerlas recién cortados cada vez que queramos. Placer para el espíritu, alegría para los ojos y un toque peculiar para los alimentos.