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McKinsey & Company ha publicado un crónica sobre cómo las nuevas tecnologías están redefiniendo nuestro comportamiento energético, así como los ahorros que se esperan conseguir en la bienes general en 2035 conveniente a estos cambios.
Ya conocemos algunos de los logros secreto, entre los que se encuentran el big data: una anciano segmentación y adecuación del marketing y las finanzas, un mejor rendimiento en el deporte, una medicina mucho más precisa y eficaz, o una mejor gobierno de los flujos de tráfico urbano. , por ejemplo.
Pero los grandes datos podrían exceptuar el planeta. McKinsey & Company, una firma de consultoría, publicó recientemente un crónica sobre cómo la tecnología está cambiando la forma en que consumimos energía. Esta transformación en nuestros hábitos puede tener consecuencias positivas, adicionalmente, en la bienes.
Las últimas tendencias tecnológicas (incluida la inmersión de la robótica, la inteligencia químico y el IoT) anejo con los flujos macroeconómicos están obligando a los consumidores a cambiar sus hábitos de consumo, así como en producción y consumo de bienes.
Por un flanco, el consumo de energía es cada vez más competente, gracias en parte a las nuevas tecnologías (que podrían ayudarnos a dosificar hasta un 50% de energía). Estos avances igualmente ayudan a acortar costos energía renovable, principalmente en energía solar y eólica, que podría aumentar hasta un 36% de aquí a 2035. Pero los combustibles fósiles igualmente se están abaratando. Gracias a los avances tecnológicos, técnicas de cuna Ahora permiten el comunicación a minas y pozos abiertos donde ayer era impensable. El prospección de datos ahora permite la identificación, recuperación y gobierno de bienes.
Gracias a estas tres tendencias, la consultora norteamericana ha estimado un hucha anual de entre 845.000 millones y 1,5 billones de euros en la bienes mundial para 2035. Dos tercios de este hucha procederán de un consumo energético más competente, lo que redundará en un anciano cuidado por el medio círculo.
Sin incautación, hasta que se alcancen estas cifras, los precios pueden fluctuar durante las próximas dos décadas conveniente a una anciano demanda de comodidades y servicios.
consumo más inteligente
El Internet de las Cosas hará que gastemos menos energía, gracias a la presencia de sensores en los edificios que regularán automáticamente la calefacción, la iluminación o el comunicación, por ejemplo, en función del número de personas en la habitación y los datos recogidos por estas.
Los coches igualmente ayudarán a dosificar energía, y el coche eléctrico igualmente jugará un papel importante a través de sistemas inteligentes de climatización, entre otros.
Estos sistemas de gobierno basados en IoT igualmente podrían detectar fallos e incidencias ayer de que se produzcan, permitiendo su corrección y posterior hucha.
energía renovable más baratura
En 2040, esto será una verdad. La producción de energía a partir de fuentes renovables será más baratura que la producción de energía fósil. Según un estudio de Bloomberg New Energy Finance, precios de la energía solar y eólica se reducirá un 60% y un 40% respectivamente, aunque este descenso de precios puede producirse ayer de 2040 en muchos países.
Algunos de los avances que favorecerán esta reducción de precios son, por ejemplo, el uso de perovskita, un mineral muy económico que puede desplazar al silicio en la producción de paneles solares; o la inclusión de Internet de las cosas hasta molinos de derrota y estaciones fotovoltaicas, lo que permitiría que los generadores, por ejemplo, se adapten mejor a las corrientes de ventilación o incluso al sol.
Con destino a una energía más limpia
Esta reducción de la producción energética y de las energías renovables en universal se suma a dos factores que pueden ser muy beneficiosos para el planeta.
Por un flanco, el Acuerdo de París, en vigor desde el 4 de noviembre de 2016, que tiene como objetivo que las temperaturas mundiales no superen los 2ºC a finales de siglo. Para afrontar este desafío, los signatarios (China y Estados Unidos eran países vitales, los mayores emisores de dióxido de carbono del mundo) se comprometieron a acortar sus emisiones de CO2.
Otra tendencia que pronto puede convertirse en verdad es deserción definitivo de la energía nuclear (si perfectamente es cierto que con este sistema de producción no se emite dióxido de carbono). De esta forma, Alemania puede convertirse en un referente para muchos países ya que inicia su camino cerca de una energía disponible de celeste, con aniversario término de 2022.
Ahorre hasta 1.500 millones de euros y un consumo de energía más respetable gracias a las nuevas tecnologías. ¿Quién da más?
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