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Cómo la erupción de un volcán en Alaska ayudó al surgimiento del Imperio Romano

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En tiempos de grandes conquistas, dinastías y triunviratos, cuando los ejércitos parecían tener todo el peso de los imperios, un protagonista imprevisto marcó el devenir de la historia. Poco luego de que el todopoderoso Julio César fue asesinado, a miles de kilómetros de la República Romana, monte Okmok -ubicado en una isla de Alaska (EE. UU.)- entró en una gran erupción.

Era el año 43  a.C. y pocos podrían pensar que una erupción volcánica sería la responsable de los años más fríos de 2.500 años, una época desfavorable, lo que llevó a la hambruna, el malestar social y los enfrentamientos que terminarán con la República Romana y el Reino Ptolemaico de Egipto favoreciendo el imperio romano.

Un equipo internacional de investigadores ha descubierto restos de material magmático (piroclastos) expulsados ​​de esta erupción en fragmentos de hielo en el Ártico. «Encontrar evidencia de que un volcán en el otro flanco de la Tierra entró en erupción y contribuyó a la destrucción de los egipcios y al surgimiento del Imperio Romano. Es fascinante», dice Joseph R. McConnell, científico en el Instituto de Investigación del Desierto (EEUU) y autor principal del estudio, que se publica en la revista PNAS.

Según McConnell, este descubrimiento muestra cuán interconectado estaba el mundo incluso hace 2.000 años. «La erupción de Okmok II tuvo una sensación particularmente fuerte en el clima en el hemisferio norte y la sequía en el origen del Nilo”.

La evidencia encontrada en seis cilindros de hielo en Groenlandia y el Ártico ruso revela que la erupción fue enorme y que duró dos años.

Actualmente, se está midiendo la caldera de este volcán, ubicado en la isla Umnak en Alaska, mide 10 kilómetros de ancho, lo que sirve para hacerse una idea del tamaño de la explosión. Según McConnell, la precipitación de azufre almacenada en el hielo indica que es uno de tres o cuatro erupciones más grandes de los últimos dos milenios y medio.

Por otra parte, se encontraron piroclastos en dos cilindros de hielo de Groenlandia ubicados más de 5.000 kilómetros del volcán, revelan la gran distancia que han repaso desde la crisis para entrar a esta región.

Siguiendo el camino en bosques y cuevas

Pero está no fue la única erupción en Okmok. El estudio del hielo revela que el mismo volcán registrado antiguamente, a principios de los años 45 a.C., aunque fue con una corta duración y sus efectos se limitaban a una pequeña zona.

Una investigación de esta envergadura requiere del trabajo conjunto de muchos expertos y de campos tan diversos como vulcanólogos, geólogos, ecólogos, historiadores y arqueólogos.

Además de estudiar hielo, el equipo igualmente estudió registros climáticos basados ​​en anillos de árboles de Escandinavia, Austria y las Montañas Blancas de California (EEUU), que refleja caída de temperatura luego de la gran erupción.

Los científicos igualmente están estudiando los registros climáticos de un espeleotema – cavidades como estalactitas – en la cueva de Shihua en el noreste de China. Los registros con anillos de árboles en Europa Central y espeleotemas chinos muestran claramente que 43 y 42 a.C fueron años muy fríos en esos lugares, pero no revelan por qué», dijo McConnell.

Los rastros de azufre magmático en el hielo analizado confirman que ha habido una gran disminución de este elemento en todo el Ártico durante estos dos años, lo que según los piroclásticos encontrados en Groenlandia, puso al Volcán Okmok como fuente, pero el hielo no proporciona más información sobre impacto de la erupción en el clima.

¿Cómo combinar las dos pruebas? «¿Es el modelado atmosférico la que conecta los registros del núcleo del hielo con los registros del clima en los anillos de los árboles y los espeleotemas?” resume el científico.

Los aerosoles de azufre magmático en la atmosfera reflejan la luz del sol, el cual entra para que enfríen muy considerablemente la superficie terrestre, lo que según esta nueva evidencia parece ocurrio poco luego de que Julio César fuera asesinado.

Temperaturas en descenso e imperio en ascenso

Los modelos climáticos sugieren temperaturas promedio para cada temporada bajó a 7 ° C por debajo de lo normal en verano y otoño, luego de la erupción del 43 a.C. Las precipitaciones de verano fueron entre un 50 % y un 120 % más frecuentes de lo normal en el sur de Europa y hasta 400% más de lo habitual en el otoño.

Según los autores, estos condiciones húmedas y frías logró reducir el rendimiento de los cultivos, lo cual concuerda con los informes de resfriados, escasez de alimentos y enfermedades descritas por fuentes antiguas.

En caso de la República Romana, la erupción volcánica agravó la ya complicada situación. «Había una profunda crisis política, conflictos sociales, problemas económicos… El principal problema es que Roma conquistó y construyó un imperio que dominaba todo el Mediterráneo, pero no pudieron transformas las estructuras de la república establecida para el manejo de la ciudad”.

Como recuerda el historiador, tras el crimen de Julio César hubo momentos de rivalidad política y guerras civiles que dividieron y enfrentaron a los sectores dirigentes, pero la crisis política aumentaba los problemas sociales y económicos. «Augusto [el primer emperador romano] «Será capaz de llevar una reforma que ponga fin a la crisis».

Los volcanes escriben la historia

Otros científicos que no participaron en el estudio lo evalúan muy positivamente. «Es un trabajo espectacular, digno de PNAS, con el mayor detalle en disciplinas distintas y complementarias”, apunta Antonio Álvarez Valero, Catedrático del departamento de Geología de la Universidad de Salamanca.

El profesor recuerda erupciones más devastadoras como la de Pompeyo (año 79 d.C) o más recientemente la de monte Pelée (1902), que arrasó por completo la región y destruyó Saint Pierre, la antigua caudal de Martinica, matando a más de 30.000 personas.

Hay otros episodios volcánicos que han influido en el curso de la historia. Sid enfatiza cómo civilización minoica murió a consecuencia de una erupción volcánica en la isla de Santorini durante la Época del Bronce. La erupción provocó la desaparición de dos tercios de la isla y se cree que explotó cuatro veces más que el Krakatoa en el siglo XIX.

«Los fenómenos naturales juegan un papel muy importante en la vida humana y, como era de esperar, cuanto mayor es el fenómeno, mayor es el  impacto en nuestra vida», señala Samuel T. Wilson, científico de la Unidad de Oceanografía del Centro C-MORE de la Universidad de Hawái (EE. UU.).

Se describen varias fuentes históricas mediterráneas, fenómenos meteorológicos inusuales en el momento del crimen de Julio César, que los antiguos interpretaron como presagios.

Halos solares, eclipses o incluso tres soles -fenómeno óptico conocido como parchelion- se explicaría en gran parte por la actividad volcánica, aunque según los autores del estudio, muchas de estas observaciones ocurrieron previamente a la erupción del Okmok II y probablemente estén relacionadas con la del cercano monte Etna en el 44 a.C.

Han pasado más de dos milenios y los dos volcanes siguen activos, siendo testigos de una historia que todavía tiene mucho que contar.

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