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Más de 25.000 terremotos en La Palma en septiembre lanzaron un increíble aviso: la isla atlántica se prepara para asomar un nuevo capítulo en su historia volcánica protagonizada 10 años atras en la desembocadura submarina de El Hierro.
En este caso, estas serán las grietas en Parque Natural Cumbre Vieja que acapararon todas las miradas la mañana del 19 de septiembre, cuando las redes comenzaron a hartarse con cientos de videos que mostraban gases saliendo del interior de la Tierra a la fuerza. Mientras tanto, la otra cara de la moneda quedó plasmada en los rostros de más de 5.000 evacuados, quienes en ese momento no tenían idea del calvario por el que pasarían.
Y es que el flujo de magma de más de seis metros que manaba del volcán, catalogado como estromboliano, fue una fuerza imparable que engulló cultivos, casas y ciudades enteras en su camino en dirección a el océano, su objetivo final. Los bomberos incluso consideraron construir barricadas y zanjas para desviar el río de roca fundida remotamente de los municipios, pero no se pudo hacer nada con la magnitud de esta expresión de la naturaleza.
El barrio de Todoque fue un ejemplo de la ferocidad de este volcán. Lo que era un asentamiento de más de 1.300 habitantes se convirtió en solo un mes en una estepa de roca negra brillante. Ni la iglesia de San Pío X, ni el centro de sanidad, ni los colegios sobrevivieron a la erupción, tan solo el recuerdo de sus vecinos, que ahora buscan consuelo en los albergues y casas de sus conocidos delante la expectativa de una nueva oportunidad de vida.
Además de las casas, las autoridades sintieron preocupación por el agua en la isla. Al igual que en la superficie, el calor del magma puede tener una sorpresa sobre la infraestructura que se mueve bajo tierra, por otra parte, de que los gases pueden entrar en contacto con el agua subterránea y diluir en ellas dióxido de carbono y otros compuestos formados por azufre y cloro. Por ello, las autoridades han endurecido los controles para evitar la escasez de este derecho humano, no agrave esta tragedia.
Llevar agua a La Palma
La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias sigue trabajando sin descanso para llevar agua a los campos de la bonita isla. Para ello, la construcción de dos desaladoras cerca del frente marítimo de Puerto Naos que ahora se han detenido debido al terreno.
En este sentido, decidieron trasladar la labor a una zona más interior para encontrar un suelo más estable para las perforaciones, por otra parte, de intensificar los trabajos para que el suministro de agua a las plantaciones sea lo más rápido posible.
“Nos hemos fijado un objetivo muy complicado, que es poner en marcha la instalación en unas pocas semanas, lo que suele tardar varios meses. Somos conscientes de que aparecerán inconvenientes durante todo el proceso, marcado por las características del terreno y el fenómeno volcánico”, dijo José Antonio Valbuena, titular de la consejería de Transición Ecológica de Canarias.
Por su parte, se ha incorporado el buque cisterna Tomasso S, cedido por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se uno a las labores de suministro de agua y en el futuro trabajará con plantas desaladoras para seguir abasteciendo de agua a los regantes afectados en La Palma.
No obstante, Valbuena aclaró que toda el agua de riego que ofrecen es para «mantenimiento» ganar la «supervivencia» de las plantas y no su crecimiento, una obra «de contingencia» para que las fincas puedan garantizar su actividad en el futuro.
La subsiguiente pregunta quedó centrada en la hipotética venida de magma en el mar. En principio, algunos expertos estimaron que este momento ocurriría en los primeros tres días del evento, pero los constantes cambios en la intensidad de la erupción y el movimiento del flujo de magma finalmente pospusieron esta fecha para el noveno día.
En concreto, a las 23:00 horas del 28 de septiembre, expertos del Instituto Castellano de Oceanografía (IEO) a lado del buque Ramón Margalef anunciaron la venida de las primeras lavas al océano de Los Guirres, en su zona norte, donde comenzó a precipitarse desde un acantilado de cerca de 100 metros de altura.
Los expertos señalaron que el choque térmico entre el magma y el agua podría desencadenar nubes de vapor de agua cargadas de gases nocivos para la sanidad, por lo que desalojaron a las poblaciones cercanas a medida que la roca fundida formaba un delta en el litoral de la costa de la isla.
Ahora este nuevo terreno se extiende a lo largo de 36 hectáreas, impulsado por varias corrientes que mueven magma a una velocidad de 250 metros por hora, luego de que uno de los conos principales se desbordara y creara un «tsunami de lava» en tierra. Aunque la velocidad de la lava ahora se ha limitado, se espera que nuevas fuentes de roca fundida lleguen al mar en las próximas horas.
En cualquier caso, estos ríos calientes han arrasado un total de 789,6 hectáreas -35,8 más en las últimas 41 horas- y 1.835 edificios, 121 más que la última actualización del sistema europeo de satélites «Copernicus». A esto se suman más de 6.500 hectáreas, sepultadas por un manto de ceniza volcánica de 25 centímetros, que, por otra parte, de condenar la vegetación que aplasta, amenaza la infraestructura humana por su peso.
Ángel Víctor Torres, presidente de Canarias, ha querido disfrutar el aniversario para afianzar que la isla bonita se levantará de nuevo y que nadie tendrá que desatender la isla que ama. «Somos islas volcánicas, venimos de volcanes y La Palma ha sobrevivido a lo dilatado de su historia de varios movimientos sísmicos, así como erupciones”, dijo.
La Palma ha sufrido siete erupciones hasta el momento, según consta en la historia, desde la conquista de Canarias en el siglo XV, todas ellas en las inmediaciones de Cumbre Vieja. El posterior registro corresponde al volcán Tenegia (1971), donde la erupción duró 24 días.
No se sabe cuándo terminará la actual erupción, pero dados los datos históricos y los depósitos de magma que alimentan al volcán, este episodio podría durar hasta 84 días, con un promedio de 55 días, lo que es lo mismo puede continuar expulsando magma al menos hasta noviembre o incluso hasta diciembre.
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