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Una balsa flotante de piedra pómez de decenas de kilómetros se desplaza por el océano Pacífico como consecuencia de una erupción submarina. La NASA ha publicado imágenes satelitales que muestran el sorprendente fenómeno y varias tripulaciones que navegan por la zona han tomado fotos y han recogido muestras de rocas volcánicas, algunos de los cuales son del tamaño de una pelota de baloncesto.
Los volcanes tienen muchas formas de anunciar su presencia; nubes de ceniza y vapor; ríos de lava fundida; desprendimientos de rocas; terremotos, incluso el repentino surgimiento de una isla desde el mar. Pero sin duda una de las formas más extrañas de mostrarse es balsas flotantes de piedra pómez como el que sorprendió al mundo estos días.
La actividad volcánica bajo el mar además puede crear materiales sólidos, pero ligeros, como la piedra pómez, cuya su baja densidad y su superficie irregular, llena de cavidades, le permiten flotar en el agua. Muchos de los volcanes del mundo están bajo el agua. Cuando entran en erupción modifican la composición y el aspecto de la superficie del mar con sus emisiones gaseosas y restos sólidos, como se observó en España con el episodio fogoso ocurrido cerca de la Isla Canaria de El Hierro en 2011.
Balsa flotante con piedra pómez
El 13 de agosto, Operational Land Imager (OLI) equipó el mandado Landsat 8 La NASA hizo una imagen en color natural de un una enorme balsa de piedra pómez flotando en el Océano Pacífico cerca de la isla de Late, en el archipiélago de Tonga.
El satelite Terra de La NASA además descubrió rocas flotantes en una foto del 9 de agosto. El análisis de la tonalidad de las aguas circundantes sugiere que el volcán debe estar en algún lugar cercano a esta imagen.
La balsa de piedra pómez ha estado allí y ha cambiado su dirección llevada por las corrientes marinas y para el 22 de agosto se movía hacia el norte, un poco más disperso pero aún visible desde el espacio, y se extiende por decenas de kilómetros a través del Océano Pacífico.
Así lo reveló el sitio web Volcano Discovery el primer anuncio del evento llegó el 7 de agosto gracias a que un navegante vio el humo en el horizonte en dirección a Fontualei. Es una pequeña isla deshabitada, dominada por un volcán, cuyo cráter se eleva 180 metros sobre el nivel del mar.
Según el Global Volcanism Program (GVP) de la Smithsonian Institution en los Estados Unidos, comenzaron a llegar informes de barcos que vieron piedra pómez flotando en el mar. La tripulación del catamarán Roam ofreció el pasado 15 de agosto en su Facebook una amplia cobertura con fotos y testimonios, con espectaculares imágenes del velero un mar cubierto de piedra gris: «Olía a azufre y el mar estaba cubierto de piedras que variaban en tamaño desde guijarros hasta pelotas de baloncesto», dijeron los marineros.
Vulcanólogos del Smithsonian creen que toda la evidencia apunta a un volcán submarino sin nombre emplazado cerca de Tonga a 18 grados de dilatación sur y 174 grados oeste.
El último reporte de una erupción en esta zona data de 2001 y se piensa que la cima de la montaña submarina es unos 40 metros bajo el agua.
El experto vulcanólogo Erik Klemetti, de la Universidad de Denison (EE. UU.), quien le dijo al Observatorio de la Tierra de la NASA: “Las balsas de piedra pómez pueden moverse durante semanas o años y dispersan lentamente con las corrientes oceánicas. Son excelentes refugios flotantes para diversos organismos marinos, ayudándolos a expandirse por el océano».
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